El martes 13 se presentó el libro "Planta Ford en Hermosillo, el por qué y el cómo", autores: Guillermo E. Tapia y Manuel I. Puebla. Ambos fueron protagonistas principales de la promoción realizada para lograr que dicha planta se instalara en Hermosillo (había alternativas en otros países y en varias ciudades de México).
La citada planta fue inaugurada en 1986; las actividades promocionales y de negociación se hicieron desde varios años antes, por decisión y firme liderazgo visionario del Dr. Samuel Ocaña García, Gobernador del Estado de Sonora (1979-1985), quien es otro de los autores del libro (pero no aceptó aparecer como tal); él pidió que se escribiera el libro para que sea un testimonio de por qué y cómo se llevó a cabo la atracción de la Ford a Hermosillo, lo cual representó un gran salto en la economía sonorense, a la industrialización.
El citado libro estará de venta en Sanborn´s en Hermosillo; conviene que se compre y que se lea (tiene un magnífico diseño para su lectura); lo que contiene puede ser muy útil para comprender el suceso referido y para tenerlo de referencia en la planeación del desarrollo estatal actual y futura.
En 1984 había muchas opiniones de preocupación acerca de la instalación de la planta Ford en Hermosillo, que estaba siendo promovida por el Gobernador del Estado Dr. Samuel Ocaña García.
De esto se expone información en el libro referido. Y entre las cosas que se hicieron para evaluar los posibles impactos socioeconómicos, fue la de ir a España para conocer detalles de lo que ocurrió allá cuando la Ford instaló una planta en Valencia (diez años antes), ubicada en Almusafes (municipio de la comunidad Valenciana). http://es.wikipedia.org/wiki/Almusafes
La visita fue realizada por el Ing. Manuel Puebla Gutiérrez (uno de los autores del libro referido) y por el suscrito (Ing. Alberto Haaz) que era Director de Presupuesto del Gobierno del Estado de Sonora.
Esto es mencionado en la página 78 del libro; y agrego ahora lo siguiente que es parte de lo anecdótico que recuerdo al respecto (febrero 1984):
Estuvimos acompañados por Paul J. Staley (quien luego fue el primer gerente de la Ford en Hermosillo). Había mucho frío y yo no llevaba abrigo adecuado para ello, por lo que en Madrid un funcionario del Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE) me prestó uno. Luego en Valencia, al Ing. Puebla lo pescó un fuerte resfriado y tuvo que ser atendido por los servicios médicos de la Ford. Conocimos la planta, sus procesos, su automatización, sus estilos laborales incluido algo que me llamó la atención: en la hora de la comida, sonó un gran silbato (como los que se veían en las caricaturas), y los trabajadores acudían a un lugar -gran comedor- en el que sus alimentos los acompañaban con bebidas que aunque no contenían alcohol en grado significativo eran o parecían cerveza y vino, y no podía imaginarme qué ocurriría si en Hermosillo se hiciera eso.
En Madrid platicamos con funcionarios del área de industria del gobierno de España y en un receso nos invitaron a una “cantina” y mi escaso conocimiento de la cultura española me hizo pensar en algo diferente a lo que luego supe: son como los Sanborn´s o Vip´s de acá (consumimos bocadillos y buen vino).
Con las autoridades de la comunidad Valenciana, obtuvimos información de los impactos socioeconómicos derivados del establecimiento de la planta Ford. No observamos algún suceso como los que algunas personas de Hermosillo suponían que podría ocurrir (una especie de invasión americana, entre otras cosas) y en el aspecto medioambiental todo estaba bien. No tuvimos tiempos disponibles más que para nuestra labor de observación y análisis. El proyecto Ford para Hermosillo, Sonora, ocupaba nuestra mayor atención.
En Hermosillo, después de aquella visita a España, se realizó un encierro de negociaciones en el Hotel Holiday Inn (ahora es Fiesta Americana) de muchas horas, participando el Ing. Manuel I. Puebla y personas de la Ford (provenientes de Detroit), negociando en inglés cada uno de los puntos que solicitaban como apoyo del gobierno estatal. Estuve presente en esta sesión (a media noche fue necesario hacer un breve receso para descanso), hasta que en la madrugada se culminó.
"Lo que quizás haga excepcional el proyecto de la planta Ford en Hermosillo, es que fue precisamente uno de los primeros intentos globalizadores de la industria en el panorama económico mundial y definitivamente, punta de lanza en la transformación de la estructura institucional del gobierno mexicano que en ese entonces se sostenía sobre el agónico modelo de sustitución de importaciones, cuyo mantenimiento hacía cada día más obsoleta a la planta productiva del país... En 1982, la economía mexicana dependía en más de sus dos terceras partes de las instituciones gubernamentales, que a fuerza de subsidios y la absorción de crecientes pérdidas en los organismos paraestatales, abundaban en una inmensa deuda pública, solamente soportable a través de devaluaciones recurrentes e inflación galopante". (En página 11 del citado libro).
Finalmente, comento que la atracción de la Ford a Hermosillo por parte del gobierno estatal de Sonora, implicó además de capacidades de negociación, la existencia de una planificación del desarrollo muy bien realizada, con programas detallados de mediano plazo y operativos anuales, con una clara visión de futuro (En 1981 se planteó el Sonora de 2031 con buena fundamentación, no era ciencia ficción). Marco Antonio Cubillas Estrada era el secretario de Programación y Presupuesto estatal, quien tuvo mucho que ver con las posibilidades para lograr el establecimiento de la citada planta: cabe recordar que en 1982 México sufrió una de las más grandes crisis económicas que repercutió en las finanzas públicas (por primera vez fue necesario hacer reducciones a los presupuestos), no obstante, el gobierno estatal tuvo capacidad para generar las condiciones que motivaran y permitieran el establecimiento de la Ford, y el presupuesto estatal llegó a tener una estructura de más del 40 por ciento para gastos de inversión y menos del 60 por ciento para gasto corriente.
Mis máximas felicitaciones a Guillermo Ernesto Tapia Calderón y Manuel Ignacio Puebla Gutiérrez.
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